Declaración de la Plata
Reunidos en la sede de la Universidad Católica de La Plata, con motivo del XX Congreso Ciencia y Vida, tras las ponencias, conferencias y debates y en línea con los pronunciamientos programáticos de los diecinueve congresos anteriores, hacemos pública esta DECLARACIÓN en la que acordamos:
Proclamamos:
1.- Hacer un llamado de atención sobre la necesidad de recomponer la implicación del ser humano con su entorno. Al efecto, la conveniencia de recuperar el concepto de noosfera, la razón, la mente humana, formando parte de la naturaleza, yendo más allá de la idea de biosfera que representa la naturaleza como algo ajeno y lejano al devenir humano.
2.- Recordar el carácter social de la naturaleza en línea con los postulados del principio antrópico. El ser humano ni es ajeno a la naturaleza ni un mero ser vivo más en ella con impronta prescindible. Tiene sentido histórico que vivamos en ella en la medida en que nos veamos como su cuidador, como su jardinero. Nos necesitamos mutuamente y, de parte de la humanidad, ello deviene en deberes concretos.
3.- Poner de manifiesto que muchos de los errores para una adecuada comprensión del entorno que han llevado y llevan a su destrucción, están originados por una falta de comprensión del ser humano mismo y de su razón social. Será necesario, en este sentido, abogar por una adecuada preparación en disciplinas humanísticas y sociales en la educación básica, que después se cimente y profundice también en la formación en las especialidades técnicas.
4.- Abogar por la extensión del concepto de crimen contra la humanidad a los delitos de carácter ecológico que conculquen los derechos de las futuras generaciones a una vida segura en una naturaleza viva y rica, y extender la competencia de los tribunales internacionales para sancionar estos delitos con las penas adecuadas. En esta línea abogamos también por instar a una moratoria nuclear universal que pare con urgencia y determinación la acumulación de más residuos radioactivos.
5.- Defendemos la conveniencia de primar una cultura del cuidado y la dependencia sobre otra de la autonomía y la insolidaridad. Al efecto instamos a todos los poderes constituidos a velar por la salvaguarda de la familia, el ámbito humano por excelencia donde se procura, educa, y propone el cuidado como modo de relación.
6.- Denunciar la hipocresía de quienes pretenden defender el entorno natural excluyendo al ser humano del mismo, bien defendiendo el aborto o la eutanasia, o bien amparando violencias terminales de cualquier otra índole. Que la vida es sagrada es el principio del que parte toda convivencia y toda armonía.
7.- Por último, manifestamos la conveniencia de profundizar en el concepto de soberanía subsidiaria o compartida, al modo como se reconoce, por ejemplo, en el dominio antártico. La naturaleza es de todos e incluyente. Del mismo modo que rechazamos que cualquier estado pueda a su arbitrio y conveniencia decidir extender sus límites marítimos, aéreos o terrestres, abogamos por fomentar una cultura de la cosoberanía que proteja el entorno, nuestra casa común, y redunde en beneficio de toda la humanidad.
En La Plata, a 5 de agosto de 2016.