Declaración de Cartagena de Indias
En la ciudad de Cartagena de Indias a 24 de Julio de 1999, en el marco de la segunda edición de la Universidad Internacional de Verano Ciencia y Vida:
Las personas abajo firmantes, miembros de diversos estamentos académicos, convocadas terminando el segundo milenio de la era cristiana y después de fructífero y sosegado diálogo y del rico intercambio de experiencias, acordamos proponer al mundo y a sus dirigentes lo siguiente:
En nombre de la independencia de la ciencia y de su vocación de genuino servicio al conjunto de la humanidad, expresamos nuestro rechazo a la instrumentalización de la educación en todos sus órdenes, manifestando que el fin de la tarea educativa es el enriquecimiento moral de las personas independientemente de los criterios de utilidad. Como afirmaba la Declaración de Guadalajara, la mayor lacra de la humanidad es la creciente y galopante desigualdad entre las gentes, y en este sentido manifestamos la necesidad de reconocer y garantizar como derecho humano básico el acceso de todas las personas a una educación integral, igualitaria, solidaria, y protegida por leyes que impidan la comercialización de los talentos en cualesquiera circunstancias.
Asimismo, ponemos en conocimiento de los gobernantes del mundo y de los organismos internacionales, la voluntad decidida de los científicos y humanistas, de repudiar las prácticas de intervención, explotación, y uso de recursos y artefactos que relativicen en cualquier sentido el valor y la dignidad de la vida humana en su relación con el medio ambiente del que forma parte. Denunciamos con ello el esfuerzo de los gobiernos de los países ricos poniendo sus propias experiencias depredadoras como falsos modelos de excelencia y desarrollo y privando así a la larga a gran parte de la población de los países pobres, no solo de uno de sus más preciados recursos cual es su medio natural, sino también de criterios alternativos para la educación de sus jóvenes.
Como meta particularmente urgente, manifestamos la necesidad de poner remedio al desequilibrio entre mujeres y varones, desterrando de las aulas de nuestras escuelas y universidades la apuesta por la competitividad y la valoración positiva de la idea de triunfo que proyecta el consumismo occidental. La postergación de valores como el servicio, la gratuidad, y la cooperación debe ser superada.
Frente a todos estos desajustes y disfunciones ante los cuales las ciencias son víctima y testigo pasivo aunque disconforme, las personas que firmamos esta declaración queremos proponer como tareas prioritarias tendentes a mejorar la situación vital de todos los habitantes del planeta y a asegurar un futuro a las generaciones venideras, las siguientes acciones perentorias:
1.- Difundir la necesidad de una nueva visión de la educación que aporte una cultura del servicio. La escuela y la universidad deben de entenderse primariamente como ámbitos y entornos de excelencia para la formación en el servicio indiscriminado a los demás.
2.- Reconocer y fomentar la diferencia y la pluralidad de culturas, colectivos y personas, frente a la uniformización. Apostamos por el diálogo y la comunicación intercultural en vez de por un multiculturalismo que tienda a la asimilación. Los gobiernos deben de defender en las escuelas el silencio frente al ruido, la prodigalidad frente a la saturación, y el juego frente a la competición reglada, con el objetivo de brindar el máximo de posibilidades a la espontaneidad e iniciativa de la juventud.
3.- Estudiar los mecanismos oportunos para imprimir a todo el sistema educativo, universidad incluida, de una gratuidad compatible con la libre iniciativa. La llamada globalización de los mercados en su intento por monetarizar y mercantilizar los diversos aspectos de la vida no debe asaltar a los más jóvenes en aquellos ambientes donde modulan su carácter y conforman su personalidad.
4.-. Promover un reparto equitativo de poderes entre naciones en la toma de decisiones que hacen referencia a la conservación y protección del medio ambiente. El deseo de los poderosos de disfrutar de la naturaleza de los pobres una vez que han destruido la suya debe de ser rechazado. Para ello y para asegurar la vida de las futuras generaciones defendemos el selectivo intercambio de seguridad ecológica por la condonación de la deuda externa de los países del Sur.
5.- Proteger y cuidar el medio humano y material, entre otras cosas, reivindicando una cultura de la equidad entre mujeres y varones que facilite la incorporación de varones a tareas de excelencia social como el cuidado de los hijos, la atención y colaboración con la tercera edad, y las tareas domésticas.
6.- Reconocer el derecho a la paz como un derecho humano básico y considerar el tráfico de armas y drogas como uno de los grandes problemas de la humanidad. La transparencia de la actividad pública es requisito para el ejercicio de la responsabilidad y barrera contra la corrupción. Para ello proponemos la inclusión de la formación ética y moral en todos los programas educativos.
En Cartagena de Indias, Bolivar, Colombia, Julio de 1999.
La presente Declaración podrá ser suscrita por cualquier persona que, compartiendo sus principios y aspiraciones, se adhiera a ella a partir de su fecha de promulgación. Para ello hay que comunicar los detalles personales (nombre, institución y dirección) a la Fundación Interamericana Ciencia y Vida (cl. 119, n° 0-60. Usaquén, Bogotá, Colombia), o a:
- Martha A. Alcaraz Santana ITESO, México
- Ricardo Álvarez, Universidad de La Sabana, Bogotá
- Alejandro Arango, Guatemala
- Rosario Athie Universidad Panamericana, Guadalajara
- Jesús Ballesteros, Universidad de Valencia
- Laura Bonilla, Universidad de Cartagena
- Gabriel Buigues, Universidad de Valencia
- Julio Burbano, Universidad de Cartagena
- Juan Jesus Cabrillana, Universidad de Córdoba
- José Candelero, Universidad de San Juan
- M. Lourdes Cantero, Universidad de Murcia
- J. A. Carrasco, Universidad Politécnica de Cataluña
- Gilberto Cely, Universidad Javeriana, Bogota
- Emilio Chuvieco, Universidad de Alcalá
- Carlos Corredor, Universidad Javeriana, Bogotá
- Alban d`Entremont, Universidad de Navarra
- Arianna Fasanello, Universidad Católica de Uruguay
- Carlos Ferreira, Universidad de Valencia
- Pilar Ferrer, Instituto Juan Pablo II, Valencia
- Pablo García, Universidad de Navarra
- Javier Garrido Arilla, Universidad de Valencia
- Rufino Goñi, Universidad de Navarra
- Pablo Guerra, Universidad de la República, Montevideo
- Heber Hernández, Universidad de Cartagena
- Francisco Javier Jiménez, Universidad de Valencia
- Emiliano Jiménez, Universidad San Pablo CEU
- Francisco León, Sociedad Española de Bioética
- J. J. Martínez Sistach, Universidad de La Sabana
- Pedro Montano, Universidad de Montevideo
- Rosario Muñoz, Universidad de Cartagena
- Concepción Naval, Universidad de Navarra
- Rafael Palomino, Universidad Complutense
- Salvador Peiró, Universidad de Alicante
- José Pérez Adán, Universidad de Valencia
- Alberto Pinero, Universidad de Valencia
- José Miguel Ponce, Universidad de Alcala
- Jesús Poveda, Universidad Autónoma de Madrid
- Amalyn Ramos, Universidad de Cartagena
- M. T. Renteria, Universidad de Guadalajara
- Luis R Rodríguez, Universidad de San José
- Roberto Rojas Tapia Universidad Panamericana, Guadalajara
- Francisco Romero, Universidad de Valencia
- M. Victoria Roque, Universidad Internacional de Cataluña
- J. A. Ruiz, Universidad Complutense
- Juan Claudio Sanahuja, Universidad Católica, Buenos Aires
- Antonio Sánchez , Universidad de Valencia
- Emilio J. Sanz, Universidad de Las Palmas
- Martha Seidel, Universidad de Cartagena
- Pedro J. Teruel, Universidad de Navarra
- Gloria Tomás, Universidad Católica de Murcia
- Rubén Torrenegra, Universidad Javeriana
- J. M. Tortosa, Universidad de Alicante
- Rodrigo Vega, Universidad de Cartagena
- Vicente Villar, Universidad de Valencia