LA UNIVERSIDAD EN LA ENCRUCIJADA
Experiencias y propuestas en su compromiso de mejora social.
Rosario Athié, F. M. Editores, Guadalajara, Jal. 2000, 257 págs.
Trece profesores escriben sobre el quehacer universitario con dos claras propuestas: la interdisciplinariedad y la vocación de servicio. Sobre esto, la universidad sirve a la sociedad y en concreto a la sociedad en la que vive y si la universidad no sirve para su mejora, no sirve para nada. Naturalmente antes habrá que ponerse de acuerdo sobrre lo que significa mejora social. Y después, encontrar una metodología y un estilo de vida universitario acorde con esa idea de mejora social.
Respecto de lo primero, la mejora social, el libro asume sin desarrollarlo de modo especifico que no se trata de un aumento del nivel de vida sino de la calidad de vida y que ello viene definido por parámetros que van más allá de la ciencia económica, o por lo menos de la economía estándar. Respecto a lo segundo, el libro y en concreto el capítulo de la profesora Rosario Athie, sí que se posiciona con detalle. Es quizá la parte más brillante del trabajo pues es novedosa, coherente y atrayente.
Athie defiende un estilo de vida universitario caracterizado por la gratitud, que es al mismo tiempo una actitud reverencial de quien está al servicio de a quien ama y una actitud de desprendimiento de quien vive solo para quien sirve. Ello tiene una clara traducción fenomenológica: la asunción de la gratuidad en la dispensación del servicio.
Si en algún ámbito debe plasmarse esta concepción del trabajo es en lo que el texto llama el quehacer universitario. La meta se pone en una universidad que ofrezca gratis sus servicios en base a unos universitarios que ofrecen gratis sus conocimientos. Y se está hablando no solo de universidades públicas. La crítica va naturalmente hacia aquellas instituciones universitarias que pretenden «funcionar como una empresa», no ya en el sentido humanista de la definición de empresa (la provisión de servicios por el bien de a quien se dan y no del que los da) sino en el sentido económico-reduccionista (la obtención de beneficios: influencia, dinero o poder).
La verdad, como muy bien muestra este libro, si nos creemos la viabilidad de la empresa humanista, hemos de poder mirar a la universidad para confirmar nuestra fe. Y si la universidad no nos muestra lo que buscamos, bien podemos entonces tornarnos en desesperados. Efectivamente si incluso la universidad sucumbe a la cultura consumista, todo estará perdido. Ver que hay universitarios, como los autores de este libro, que quieren hacer una universidad distinta, servicial y ejemplar, anima a creer que efectivamente las cosas pueden ser mejor de lo que son.
Carmen Salas.