Mi mujer favorita (Garson Kanin, 1940) y el impedimento de vínculo
El impedimento de vinculo, también llamado de ligamen, es la prohibición legal de contraer otro matrimonio a quienes se encuentran ya unidos por matrimonio valido. No solo está prohibido, sino penado como delito de bigamia.
Lo regula el canon 1.085 del Código de Derecho Canónico (CIC), al establecer que atenta inválidamente matrimonio quien está ligado por el vínculo de un matrimonio anterior, aunque no haya sido consumado.
Esto requiere una explicación. Todos conocemos que el viudo o la viuda pueden volver a casarse, ya que el impedimento cesa por la muerte de uno de los cónyuges; pero, y esto es menos conocido, también cesa por alguna de las excepcionales formas de disolución previstas en la legislación canónica, como pueden ser la disolución del matrimonio rato y no consumado, o por el llamado Privilegio Paulino (cuando el matrimonio no es sacramental, porque alguno de los cónyuges no está bautizado, y está en peligro la fe del cónyuge católico). Ya expliqué ambos supuestos en el artículo sobre la película “La condesa descalza”, y al mismo me remito.
Podemos concluir que el matrimonio rato (es decir, sacramental, entre hombre y mujer bautizados en la Iglesia Católica), y consumado (cuando los esposos han realizado el acto conyugal apto para engendrar), no puede ser disuelto por ningún poder humano (ni el Papa), ni por ninguna causa fuera de la muerte.
El viudo puede volver a casarse, probando mediante un documento autentico que ese es su estado civil: partida eclesiástica de defunción o un certificado de fallecimiento del Registro Civil.
Por las razones expuestas se entiende que también puede contraer nuevo matrimonio quien sea soltero, porque se ha declarado nulo su anterior matrimonio o porque ha sido disuelto según las leyes canónicas. Lo recoge el canon 1085.2 del CIC, cuando afirma la ilicitud de un nuevo matrimonio antes de que conste legítimamente y con certeza la nulidad o disolución del precedente matrimonio.
Debo aclarar que, si el primer matrimonio fue declarado nulo por error o ilegítimamente, y se celebra un nuevo matrimonio en la buena fe de los contrayentes, ese segundo enlace es objetivamente nulo por el impedimento de ligamen precedente (interesa la verdad).
Este impedimento no puede cesar por dispensa, ya que es un impedimento de Derecho divino-natural, por ser la unidad una de las propiedades esenciales del matrimonio. Es decir, este impedimento existe en todo matrimonio (matrimonio civil o contraído en otra forma religiosa) que se contrae entre hombre y mujer a quienes no obligue la forma canónica por no estar bautizados en la Iglesia Católica uno de ellos. Incluso la Iglesia, en su congruencia, exige a quien se convierte que vuelva a su primer matrimonio, abandonando las uniones posteriores que pudiera tener, incluso con desconocimiento del impedimento de vinculo.
Siguiendo la misma línea argumental, el matrimonio civil contraído por personas obligadas a la forma canónica (por estar bautizadas) no da lugar al impedimento. Por esa razón, la Reina Leticia pudo contraer matrimonio con Felipe VI, pese a haber contraído previo matrimonio civil, y estar divorciada.
Ya he explicado que es consecuencia de la unidad como propiedad esencial. La otra propiedad, la indisolubilidad, se refiere a que el matrimonio es para siempre, a pesar de que las leyes de divorcio permitan disolver cualquier matrimonio, independientemente de la forma en que se haya contraído. Esas leyes de divorcio, atentan claramente a los Acuerdos suscritos con la Iglesia, al no respetar el carácter indisoluble del matrimonio canónico.
La película elegida para tratar este tema, se titula originalmente “Mi favorita esposa”, pero en España se tradujo como “Mi mujer favorita”, para que no hubiera sospecha de bigamia. Aborda en forma de comedia las dificultades para comprobar la muerte del cónyuge, en caso de ausencia o desaparición (cuando no existe un documento fehaciente que pruebe su muerte).
La sinopsis es la siguiente: Ellen (Irene Dunne), a quien habían declarado legalmente muerta tras su desaparición siete años antes en un naufragio en las costas de Indochina, vuelve con su amado esposo Nick (Gary Grant), y sus hijos, que no la reconocen como madre porque eran muy pequeños cuando los dejo. El problema consiste en que él acaba de casarse con Bianca (Gail Patrick). Ellen intenta que Nick vuelva con ella antes de que emprenda su viaje de luna de miel. Pero la situación se complica más, cuando Nick descubre que Ellen ha estado siete años en una isla desierta con el apuesto Stephen (Randolph Scott). Tiene celos al verlo en la piscina, haciendo piruetas en el trampolín e imaginándoselo en la isla con su mujer. Además, Stephen está dispuesto a casarse con Ellen.
No es un supuesto tan extraordinario y, tanto la legislación canónica como las legislaciones civiles, contienen normas que regulan un procedimiento especial para la declaración de muerte presunta del cónyuge ausente o desparecido. En las normas de la Iglesia lo declara el Obispo si alcanza certeza moral sobre la muerte. En casos dudosos o complicados lo consulta con la Santa Sede.
Lógicamente no basta solo la ausencia del cónyuge, aunque se prolongue mucho tiempo para declarar su fallecimiento, ya que puede haber otras causas que hayan motivado su desaparición, como que se fugue con su amante, no querer responder de sus deudas o ser perseguido por la justicia, entre otras. Es necesario llevar a cabo una investigación, por ejemplo, a través de la declaración de testigos que fueran sus compañeros.
Lo recoge perfectamente la escena elegida, en este caso con el juez que primero va a declarar la muerte presunta de la primera mujer, y a continuación a celebrar el segundo matrimonio con la segunda esposa. Es de las escenas más recordadas y divertidas de la película, porque el magistrado, un tanto cascarrabias, se arma un lío con la documentación que explica los indicios de la muerte en un naufragio de Ellen, sin permitir que Nick, que además de abogado, es parte interesada y conoce el asunto de primera mano, se lo explique. Al final, al comprobar que en el expediente están los testimonios bajo juramento, y que no hay nada que contradiga los hechos, la declara legalmente muerta, y a continuación celebra de mala gana el matrimonio de Nick con Bianca, que ha estado todo el rato maquillándose y molestando sin querer al juez con el reflejo de su espejo, hasta tal punto que se plantea acusarla por atentado a la autoridad.
Esa declaración permite contraer nuevo matrimonio. Se trata de una presunción, ya que, si no ha fallecido realmente, subsiste el primer vínculo y el segundo matrimonio sería nulo. Otra cosa serán las obligaciones que surgen con la segunda esposa o esposo, por haberse contraído de buena fe.
Así como hemos visto que al Derecho Canónico le importa la verdad objetiva, en el Derecho Civil la declaración de muerte presunta tiene como efecto que disuelve el primer matrimonio y, por lo tanto, es válido el segundo aunque aparezca el primer cónyuge que se tenía por muerto.
Clemente Huguet Abío