EL SUSPENSE
Una situación normal y corriente se convierte, gracias a la tensión creada por el frenesí de las imágenes, en una escena de puro suspense. Lo cotidiano o corriente queda entonces envuelto en una aventura extraordinaria.
El arte de crear suspense es el arte de “meterse al público en el bolsillo”, haciéndole participar con fuerza en la película. Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, explica que el suspense funciona si se dan los tres siguientes elementos fundamentales:
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Un peligro inminente. Se muestra algún plano que anuncie un peligro. Se genera, entonces, un estado de tensión (miedo, angustia,…) que mantiene al espectador con expectación por lo que le pueda ocurrir al personaje que está en peligro y lo mantiene, así, atento al desarrollo de lo que va a suceder a continuación. El espectador, de esta manera, queda identificado con una persona que está en peligro, se pone de parte del que sufre el suspense.
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Lucha contra el tiempo. Se introduce algún plano que nos dice que el tiempo apremia, que hay que ir contrarreloj. El suspense genera cierto estrés, y no debe alargarse demasiado para que el espectador no se canse. Hitchcock dice que no puede durar más de diez minutos. Si dura mucho tiempo hay que intercalar frases jocosas, momentos de risa, etc., algo que suponga un respiro para soltar presión a la carga emocional.
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Y, lo más importante, que el espectador posea una información que el protagonista no tiene. Es indispensable que el espectador esté perfectamente informado de los elementos en presencia; si no, no hay suspense. Aunque, lógicamente, no sabe el desenlace.
Por ejemplo, unas personas están charlando y tomando una cerveza en torno a una mesa. Se enfoca el peligro: plano de una bomba de relojería debajo de la mesa o en un lugar cercano, que los tertulianos desconocen. El espectador tiene ya una información que los protagonistas desconocen. Se ha introducido el suspense.
El suspense es distinto de la intriga o del efecto sorpresa o del terror o del ejercicio lógico deductivo de Agatha Christie.
Veamos un par de ejemplos del maestro Hitchcock en dos de sus películas:
Marnie, la ladrona (1964)
Hacia la mitad de la película se presenta una secuencia de suspense, breve pero intensa. Marnie (Tippi Hedren) trabaja como secretaria en la empresa de su novio Mark Rutland (Sean Connery), pero le roba en la caja fuerte.
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Peligro inminente: que la descubran robando.
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Lucha contra el tiempo: la señora de la limpieza que avanza lenta y silenciosamente limpiando el suelo hacia la habitación donde Marnie está ejecutando el robo. El espectador tiene esta información, pero Marnie no. Esto es lo fundamental en el suspense.
Un segundo momento de suspense se crea cuando a Marnie le cae el zapato del bolsillo. El espectador lo ve en primer plano, pero Marnie no. Un tercer momento cuando aparece el vigilante.
Al final se rompe la tensión con un golpe de humor: la señora de la limpieza es sorda (a veces se dice que una música adecuada es muy importante, pero en esta secuencia el maestro la realiza en silencio absoluto).
Otra consideración: en el suspense queremos que el personaje salga adelante. El espectador es cómplice con el personaje que sufre el suspense, se identifica con él. En este momento el espectador es más pasivo que de costumbre. Y aunque el “objeto del suspense” sea “el malo” y esté haciendo algo malo, el espectador se pone de su parte. En este caso, la protagonista está cometiendo un delito, robando, pero nos identificamos con ella. Por tanto, el suspense también se puede utilizar con connotaciones morales y para manipular de alguna manera al espectador.
Cortina rasgada (1966)
Michael Armstrong (Paul Newman), científico y espía en Berlín Oriental. Es perseguido y quiere huir del país con su novia Sarah Sherman (Julia Andrews).
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Peligro inminente: que les pillen. Huyen en autobús, que es como un personaje “bueno” que les ayuda a escapar. Quinientos metros tras él hay un autobús “malo” (otro personaje) que puede causar la perdición del “bueno”.
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Lucha contra el tiempo (ocho minutos de margen). Van apareciendo dificultades. En este caso la secuencia es un poco larga, unos diez minutos. Para liberar la tensión van apareciendo distintos “golpes”.
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El espectador conoce el peligro: Jacovick nos va explicando y sirve para subrayar la emoción del suspense.
Es un personaje que nos describe la situación, está sólo para informarnos. Entra en acción para que el espectador sepa lo que se debe saber, para que el suspense funcione. A veces hay “personajes complementarios” que sirven para explicar o aclarar aspectos del personaje principal.
La señora que protesta: pone en presente continuamente el peligro. Todo lo que la señora dice es verdad, tiene lógica, crispa, tiene razón, pero va contra nosotros, nos pone nerviosos. Aumenta la presión del suspense.
Los obstáculos se van secuenciando: policía, atracadores,…la señora mayor que sube con su torpeza aumenta el suspense, algún toque de humor para soltar presión.
Para ampliar se puede consultar: FRANÇOIS TRUFFAUT, El cine según Hitchcock.
V.P.M., 20 abril 2020