Declaración de Arequipa

Reunidos en la sede de la Universidad Católica San Pablo, con motivo del XIX Congreso Ciencia y Vida, tras las ponencias, conferencias y debates y en línea con los pronunciamientos programáticos de los dieciocho congresos anteriores, hacemos pública esta DECLARACIÓN en la que acordamos:

Proclamamos:

1.- Hacer un llamado de atención sobre la necesidad de abrir el poder público a la participación ciudadana a través del reconocimiento y el impulso de la sociedad civil. La sociedad libre, participativa, justa y democrática que todos queremos, se asienta sobre un entendimiento del poder que viene de abajo, nace en la gente, se cultiva en la familia, y por tanto, no es una concesión de jerarquías establecidas. La vitalidad de la sociedad civil es necesaria y debe ser reconocida y nunca entorpecida por el poder político.

2.- Defendemos un recto entendimiento del principio de subsidiaridad que dé cobertura a las iniciativas sociales, tanto individuales como comunitarias y corporativas, y que impida a ningún poder arrogarse el monopolio del espacio público.

3.- Entendemos que donde no hay pluralidad no hay libertad. Por ello, apostamos por un sistema educativo que acoja y fomente la diversidad de nuestras sociedades, y que no imponga desde las instancias del poder político códigos morales o ideologías partidistas con carácter universal a todas las familias del país.

4.- Es hora ya de que la sociedad civil latinoamericana deje de estar tutelada por las instancias de poder. Más aún, entendemos los justos reclamos para que crezca el empoderamiento civil más allá del control, a veces férreo, ejercido por quienes añoran viejos dirigismos y uniformismos. Ha de entenderse que la inercia del progreso y la madurez política pasa por huir de las acumulaciones de poder e impedir que éste se agregue allá donde ya está concentrado.

5.- La ciudadanía como conjunto de derechos y deberes entraña responsabilidades. La responsabilidad social es una exigencia que para la vitalidad de la sociedad civil debe exigirse a todas las empresas e instituciones mediante los oportunos incentivos y obligaciones.

6.- Compete aquí recordar los llamados efectuados en anteriores declaraciones en favor de la implementación paulatina de formas de democracia directa en el ámbito político que vayan sustituyendo poco a poco representaciones innecesarias, mayormente allí donde los peligros del clientelismo y el populismo políticos se hacen manifiestos y endémicos.

7.- Por último hacemos un llamado a la importancia de profundizar en una mayor separación de poderes, tanto en la esfera política como en la civil evitando monopolios paralizantes, y equilibrando espacios de poder que impidan la corrupción. Que cada instancia, iniciativa e institución arrostre su propio quehacer sin aspirar a inmiscuirse en el de los demás. El espacio público es infinito y de por sí es expansivo. Intentar acotarlo es ir contra nosotros mismos.

En Arequipa, la ciudad blanca, a 27 de agosto de 2014.